30 de marzo de 2011

Taran!

02 de julio de 1941

No he podido dejar de mirar el Pravda. Me ha impactado. Pero no son solo los exultantes titulares y las alocuciones de nuestros líderes que parecen estar llenos de aire, y de lo que llaman heroísmo… pero son fríos y sus discursos calculados… La portada muestra la foto de un joven aviador, I.I.Ivanov, quien en su Polikarpov И-16 habría elegido estrellarse contra un Heinkel-111 a dejar que este bombardeara la frontera. Pero la fotografía tiene un ribete negro en diagonal… símbolo que el aviador alcanzó la gloria en el proceso. Mas abajo otra fotografía tiene el epígrafe de Un taran exitoso, un héroe soviético, que correspondía al teniente Dmitri Kokorev, quien sí sobrevivió al ataque, derribando al fascista. Ambos ataques ocurrieron el 22, el mismo día de la invasión!! Eso me da esperanza, saber que nuestro ejército y todas sus armas luchan desesperadamente por la Madre Patria… como Fyodor, como Lev, como tantos otros…

23:58

No puedo dormir. Saber que allí afuera, en las fronteras del país mueren camaradas, hermanos, padres e hijos defendiendo nuestra unión, nuestra Madre Patria, nuestras convicciones… pienso en lo que me dijo Fyodor antes de partir, o en los vuelos diarios de Lev, hacia el frente, con la incertidumbre de no volver… quizás sea mi turno de unirme a la lucha. Pronto seremos movilizados, mi padre, mis vecinos, yo… mejor unirme ahora y poder elegir… a ser designado a la infantería… le diré a mis padres en la mañana… debo vengar a los caídos… debemos destruir la horda fascista!!!

29 de marzo de 2011

Separaciones

30 de junio de 1941

Estos días han sido de caos. No he escrito porque ni yo mismo puedo creer lo que ocurre. Las informaciones se suceden vertiginosamente, generando ansiedad que es aumentada por el hecho de que muchas de ellas son contradictorias; ganamos, perdemos, unidades destruidas, prisioneros, traición… son las palabras que se repiten sin cesar. Hace días que no vemos al tío Vasily…

El 28 apareció Fyodor. Llegó de improviso, nervioso, empacando algunas cosas en su maleta que traía desde la Academia. Mi madre corrió a servirle un plato de borshch frio que quedaba de la noche anterior, como una concesión pre racionamiento habíamos decidido darnos pequeños lujos, dado que las verduras comenzarían escasear como pensaba mi madre. Fyodor, con su abrigo naval aun puesto por la premura del momento, comió con avidez, pero en su rostro se notaba la paz de la mesa familiar que hace tan solo algunos años compartíamos. Aquella alta estampa, con los rasgos tallados por el rigor del entrenamiento en la flota del norte, se me presentaba familiar… por momentos añoré la vida de antaño… mi hermano volviendo del instituto, el catalejo del abuelo que consideraba suyo por derecho propio, su colección de carros Zil de latón que ilustraban los vehículos de bomberos de Moscú, ya que siempre quiso ser un bombero (y lo fue unos años al integrar las brigadas del komsomol). Pero su pasión por el mar fue más… y helo aquí, enfundado en su traje azul marino de la flota, con sus dorados galones de teniente, y el brillo de sus zapatos opacado por el barro de la calle. Es mi hermano, y parte al frente. Lo destinan a la flota del Mar Negro, al cuartel general de la flotilla de submarinos en Sebastopol. – Tómalo con calma, Alexei – me dijo mirándome a los ojos. – pero ten en cuenta que pronto deberás alistarte. No se ve que esta guerra termine pronto, por lo que debes pensar en que arma servirás – me dijo sonriendo. Terminó de empacar y se despidió de todos, con un gran abrazo, y la sonrisa segura de que volveríamos a vernos, a pesar de las lagrimas de mamá que manaban sin control. Y sin mas se fue, ya que el vehículo oficial lo esperaba en la calle. Presiento que será una larga separación, y quizás aun más de los que pienso.

18:00. Creo que lo que Fyodor ha dicho me ha afectado. ¿En que arma puedo servir? No es que me disguste el mar, pero la perspectiva de las heladas aguas de Múrmansk no es un gran atractivo. ¿Infantería? no lo se, son quizás los que se llevan la peor parte, a la vez que son los que requieren menos aptitudes. ¿Tanquista? no lo creo… con solo imaginar terminar rostizado en un tanque es suficiente para ponerlo al final de las prioridades. Solo me resta el arma aérea. Quizás volar sea lo mío, como Lev… aun queda la caballerosidad en el aire, la búsqueda de honor, y el sacrificio como el de Piotr Nesterov. Quizás sea la opción que busco… si Lev estuviera aquí para aconsejarme. Espero que esté bien, aunque temo lo peor.

27 de marzo de 2011

La Invasión

27 de junio de 1941

Las noticias son alarmantes. Los alemanes avanzan a largos trechos en la madre patria. Nuestra defensa, según lo que conseguimos saber, se debilita cada vez más. Los nazis han avanzado hasta Bialistok hace unos días, enfrentando a las fuerzas de los generales Pavlov, Kuznetsov y Golubev, pero al parecer nos hemos llevado lo peor. El golpe ha sido fulminante, y la información oficial es escasa. Lo único seguro es lo que nos cuenta el tío Vasily, quien ha sido destacado en la jefatura de la NKVD en Moscú, así que lo vemos casi a diario. Además, las noticias que escuchamos solo son las de las emisoras nacionales, ya que parece haberse desarrollado una paranoia en cuanto a escuchar las radios europeas, y menos aun, alemanas, a pesar del dominio de mi padre del alemán; pero el temor a la denuncia es mucho mayor. Por lo menos el tío es nuestra fuente confiable de información, aunque a veces nos desmoraliza el tomar conciencia de la situación.

La paranoia de la denuncia sobre la falta de patriotismo parece haber nacido en el frente antes de llegar a nuestro diario vivir. Se habla de ejecuciones masivas de soldados de nuestro ejército si abandonan sus puestos, e incluso se estaría fusilando a los oficiales que decidan retirarse, aún cuando la misma situación no permita mantener la posición. La consigna parece ser vencer o morir, aunque es esta última la que se impone. La gente en Moscú está temerosa y confundida. En ciertas calles, y alrededor del Kremlin, se levantan pequeños bunkers de ametralladoras, así como florecen los emplazamientos de cañones antiaéreos, mientras en las calles comienza la repartición de máscaras de gases y se instruye sobre como oscurecer las ventanas, la forma de evacuar, los encargados seccionales de los refugios antiaéreos… en fin. La instrucción es rápida y certera; en el komsomol nos han preparados fechas para la instrucción de tiro, así como llaman a los mas viejos a pensar en que armas se alistarán – La patria los necesita, a todos. No hay distingos, no hay dudas, solo importa la defensa del estado – nos dictaba el camarada director, antiguo veterano de la guerra civil.

Mi madre está cada vez más triste, pues presiente lo peor, y sobre todo, sabe que en algún momento comenzará la movilización general, lo que implica que eventualmente todos deberemos presentarnos. Le preocupa sobre todo Fyodor, mi hermano mayor. Hace días que estaba aquí, en cursos en la Academia Frunze. Pero tras el 22 solo hemos recibido algunas pocas palabras de él, y es probable que en solo días lo envíen a un nuevo destino, y lo peor, a la primera línea. Mi madre no dice nada, pero teme lo peor, pues ha conocido la guerra, y sabe como es: es la desesperanza, es la muerte, es la guerra.